jueves. 25.04.2024

Territoriu de bandolerus. Estremaura de cini

Por fin, pude conocer a los directores y productores de la película “Territoriu de bandolerus”. Ha sido en la entrega de premios de la revista “Extremadura en Getafe”, que concedió el de Promoción de la Cultura a la citada película Extremeña.

A veces nos desgañitamos estérilmente por entre los canchales de la Sierra, buscando y buscando fórmulas para dar a conocer la belleza de nuestros valles de cara al turismo rural, y de pronto llegan cuatro intrépidos y, es cierto que no sin gran esfuerzo y merito, y consiguen una obra mayúscula que da la vuelta a España, dando a conocer no sólo el pueblo de Serradilla y la comarca de Monfragüe, sino una de sus particularidades como es el habla Serraillana, dentro de la lengua extremeña.

Pero el proyecto, que nace de la voluntad de un grupo de gente, no hubiese sido posible sin la ilusión y solidaridad colectiva de todo el pueblo. Una película con la ausencia total de profesionales en todas y cada una de sus áreas, guión, dirección, interpretación y producción, porque todas ellas son llevadas a cabo, con un más que digno resultado, por los vecinos serraillanos. 

Esto es lo más importante. Cómo un pueblo, en casi su totalidad, aborda un proyecto desconocido, dándole una especie de carácter cooperativo, socializando el trabajo desde una colaboración desinteresada. Dieciocho meses de trabajo, lo mismo hubiese dado si hubiesen sido dieciocho años, han llevado a buen fin un trabajo común. 

Todas las manos, como en la canción de “La muralla” del poeta Nicolás Guillén, que popularizaran Quilapayun y Ana Belén, asieron con fuerza un proyecto para que pueda ser visionado por todas las gentes de dentro y de fuera de las Tierras de Plasencia, porque creyeron que alzando juntos todas las manos era posible, y así lo fue. Tomemos nota y que cunda el ejemplo, aunque sólo sea para que no nos roben lo que es nuestro.

Han tenido el acierto de no achicarse al decir las cosas en la su lengua estremeña, como es la su habla serraillana que arraigó en esa tierra desde antaño y pervive no sólo al paso de los tiempos sino también a las equivocadas críticas que la vilipendian y clasifican como mal castellano. 

Este es otro de los retos en la Sierra. Defender nuestra lengua, que todavía pervive, por encima de todo, pues el habla es otra forma de que perdure y se valore la cultura de un pueblo. En una ocasión escribí, en este mismo digitalino, medio en serio medio en broma, la posibilidad de crear ecastuolas, aunque el término castúo para definir nuestra lengua no es de mi agrado, prefiero el de estremeño. En cualquier caso no estaría mal que los Ayuntamientos y las diputaciones extremeñas, retomaran este tema dentro de sus concejalías y departamentos de cultura creando talleres y cursos para el reaprendizaje de esta bella lengua de origen asturleonés y la Junta de Extremadura introdujera alguna asignatura, en este sentido, en sus planes educativos, dentro de las escuelas.

La película “Territoriu de bandolerus” es todo esto que digo. Eso la hace grande porque enaltece la solidaridad, el trabajo colectivo y la cultura de un pueblo. ¿Qué ocurriría si fuéramos capaces de crear una especie de “Territoriu de serragatinus”?. No me entendáis mal, no quiero que nos dediquemos al bandolerismo, sino al cooperativismo, al trabajo colectivo de cara a crear proyectos comunes que, desinteresadamente, aúpen nuestra Sierra al lugar que le corresponde dentro de la geografía extremeña. “En la escuela se aprende a manejar cometas y a vivir que es lo mismo lo mío que lo tuyo”, cantaba el pacense Pablo Guerrero.

Con la disculpa de rescatar un personaje de leyenda de la historia extremeña reciente, se ha inmortalizado todo un pueblo, una comarca y sus tierras, como en su momento lo hizo Luis Buñuel con “Tierra sin pan”, en la vecina comarca de las Hurdes. 

Naturalmente que realizar proyectos desde lo colectivo no es nada fácil. Que hay momentos de duda, de incredulidad. Que no siempre, como ha ocurrido aquí, el resultado es el apetecible. Que tampoco es sencillo el trabajo de mantenimiento en el tiempo. Que hay buitres negros que vigilan la pieza para, despiadadamente, abalanzarse sobre ella en cualquier momento de descuido, dejadez o torpeza. Los serragatinos sabemos de esto, por eso andamos arrastrados, con la cesta entre las piernas, en quejidos de aceitunas negras.

“Nace en esta esencia de jarales un espíritu templado y aguerrido, un claro desafío a lo imposible –dice Néstor del Barco*-. Eso era el proyecto de “Territoriu de bandolerus”, cuando el guión vio la luz, un imposible,…, una quimera. Sembramos imposibles sobre un suelo fértil, abonado a la ilusión y al compromiso, y de pronto en el pueblo germinó con fuerza tropical una corriente solidaria, manos sobre manos ensanchamos el horizonte”.

La película “Territoriu de bandolerus” rescata un personaje, mezcla de la leyenda y de la reciente historia extremeñas. Se trata de Juan Morales “Cabrerín”, que queda inmortalizado en este largometraje por medio de sus andanzas por los incomparables parajes de Monfragüe. Una vida de aventuras en torno al año de 1830.

Como bien destaca la OSCEC**, en su página oficial, “Los serraillanus están enseñandu al mundu que quandu se quieri se puei, que si las gentis s´avoluntan pa hazel cosas se puei llegal a estrenal una película enos Mairilis i se puei lleval el estremeñu más pallá dela Estremaúra. La nuestra coltura, el afán dun puebru, passa las lindis i los que acuyerun la otra nochi al estrenu, bien sabin delo que semus escapás delos estremeñus. Norabuena alos serraillanus i ala asociación el Duendi, que dendi lo pocu llegan a lo muchu, bagu a bagu enllenan un pajal”.

(*).- Néstor del Barco, junto a José Ignacio Cobos, dirigió la película “Territoriu de bandolerus”.

(**).- OSCEC. Órgano de Seguimiento y Coordinación del Extremeño y su Cultura, dirigido por el filólogo y poeta Ismael Carmona García.

Territoriu de bandolerus. Estremaura de cini