jueves. 28.03.2024

Del Amor-Dolor al Amor Propio

El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto.

François de La Rochefoucauld

El amor duele, al menos eso es lo que nos han enseñado…y asistimos al incremento de separaciones, divorcios y rupturas. Quizá tengamos que plantearnos, que el modelo de relación tradicional está llegando a su fin y nos adentramos en otra forma de relacionarnos, relaciones líquidas y con fecha de finalización. Lo de juntos para siempre, o al menos para mucho tiempo, es cada vez más complicado.

El amor duele porque son muchas las expectativas que depositamos en torno a él. El amor es esa fuerza de la naturaleza, cargada de magia que nos cambia la vida, nos salva de todos los males y soluciona todos nuestros problemas. Si tienes amor, lo demás no importa….Pero…¿de verdad el amor es eso? Cuanto nos han perjudicado esos cuentos, en los que el príncipe, ese mismo que antes del beso era un sapo repulsivo, salva a hermosas mujeres de otras, del sueño profundo o de seguir realizando tareas domésticas incómodas y no agradecidas. Sí, el amor en los cuentos, te cambia la vida a cambio de sacrificio y espera, porque en la religión romántica, el sacrificio tiene premio: El verdadero amor, que siempre te proporciona otra persona. Y el cuento se convierte en pesadilla, porque obvia el amor más importante, el propio, el amor por uno mismo.

El amor, el romántico, el que tiene que doler para ser de verdad, ese que nos venden en películas, libros y  series, nos convierte en personas pasivas y ensimismadas esperando a que otra persona llegue y nos salve, nos hace dependientes de otras personas, a las que nos entregamos incondicionalmente buscando una recompensa que nunca llega. Y empieza a doler, porque la distancia entre nuestro paraíso romántico y la realidad cada vez es mayor.

La soledad nos acompaña siempre, tener una pareja solo la aminora, pero no la desintegra y nuestra vida no es mejor de manera inmediata por tener a alguien a nuestro lado. Los cambios en nuestra vida, los provocamos nosotros mismos, y no la persona a la que elegimos como compañera de camino. La elección debe ser consciente. No tiene sentido recorrer veinte concesionarios para comprar un coche, o visitar diez casas antes de comprar una, y sin embargo, nos dejamos llevar por impulsos y mitos, cuando hablamos de amor. ¿El amor existe, o es una fantasía? el amor existe en quien cree en él, pues ese ya es un indicio de su presencia, pero el primer paso, no es buscarlo en los demás, sino en nosotros mismos y elegir a nuestro compañero de manera consciente y así el amor no dolerá, porque será fruto de la convicción y no de la intuición.

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