Moody´s ha bajado la nota de Extremadura de notable a aprobado; a su vez ha bajado la nota de ese conglomerado de cajas de ahorro, en el que está Caja Extremadura, llamado Liberbank a bono basura.
Mientras tanto el Ministerio de Economía sigue con su obsesión de seguir fusionando entidades financieras, por ello presiona tanto a Liberbank y a Caja 3, donde se encuentran las cajas de ahorro extremeñas (Caja Extremadura y Caja Badajoz), a emprender una nueva fusión con otras entidades nacionales.
Con estas fusiones y con los recortes impuestos desde el Gobierno Central a las Comunidades Autónomas en general, y en particular a Extremadura, se siguen los dictados de unas Agencias de Calificación internacionales que se han erigido en los nuevos gobiernos mundiales y a quienes ninguna sociedad ha elegido.
Durante todos estos días se ha estado hablando de la Reforma Financiera, que más bien se convertirá en una reconversión del sector, como antaño sucedió con los astilleros y los altos hornos. También se ha estado hablando de una reducción del déficit público de las Comunidades Autónomas que amenaza con hacer desaparecer cualquier rastro del sector público.
Empero en lugar de acometerse dichos procesos de una manera gradual; de igual forma que durante estos años se permitió una expansión descontrolada del sector financiero y un incremento paulatino durante décadas del déficit público de las Comunidades Autónomas; ahora se pretende, por imperativo de estas Agencias de Calificación, que ejercen la misma función, dentro del sector financiero internacional, que el de la prensa rosa y el de los programas de cotilleos de TV, hacer esa reconversión y esa reducción del déficit de manera acelerada y descontrolada; con independencia de los efectos que las mismas ocasionen entre las sociedades que las van a padecer.
La situación de debilidad del Gobierno Central y de los Autonómicos están obligando a éstos a aceptar los criterios e informes de estas Agencias como dogmas de fe.
En Extremadura, como en otras Comunidades, una reducción acelerada del déficit puede llevar aparejado, como se está viendo, un estancamiento de la economía. Sobre todo si tenemos en cuenta el peso del sector público dentro de la economía extremeña. Esta situación se agrava aún más ya que Extremadura tiene uno de los niveles de renta per cápita más bajos de España. Ambos factores junto al bajo grado de apalancamiento de las familias y empresas extremeñas inciden directamente sobre nivel de demanda interna, que se está ralentizando cada vez más.
El peso del sector público extremeño, como se ha mencionado anteriormente, dentro de la economía extremeña es de los más elevados del Estado Español. Otros sectores productivos como es el agrícola está muy perjudicado por la sequía, el sector de la construcción se encuentra totalmente paralizado, el industrial tiene un carácter residual, el sector turístico tiene una capacidad de generación de riqueza en términos absolutos mínima, la economía verde se encuentra en una fase embrionaria, por último la economía extremeña tiene un ínfimo grado de internacionalización. Con este panorama plantear una reducción masiva del déficit público extremeño, como pretenden algunos organismos asesorados por los informes de esta Agencias de Calificación, no deja de ser un suicidio a corto plazo; ya que la economía extremeña necesita un periodo a medio y largo plazo para iniciar un proceso de transformación productivo, de tal forma que ésta deje de depender del sector público.
Si a todo esto le añadimos además la posibilidad de perder el control, como es casi seguro que ya se haya producido, sobre las dos fuentes de financiación de carácter autonómico (Caja Extremadura y Caja Badajoz), las posibilidades de que la economía extremeña inicie la senda de la recuperación económica en los próximos años es bastante difícil, por no decir inviable. A las tasas de crecimiento negativo de la economía extremeña parece que le va a seguir un periodo de estancamiento que amenaza con unirse con otro factor, como es el de la subida de los precios; y que deja entrever el peor de los escenarios posibles, la temida estagflación, estancamiento con inflación.
Por todo ello se puede deducir que las recetas e informes de estas Agencias de Calificación no dejan de ser informes repletos de una enorme irresponsabilidad social y económica.