lunes. 20.05.2024

Bellotaris, meapilas y charnegos

Hace muchos años, por una cuestión literaria, acudí a un Organismo Oficial de la Comunidad de Extremadura para gestionar la publicación de cierto trabajo. La funcionaria que me atendió, muy correcta ella, tomó mis datos y me hizo llegar, por correo ordinario, las bases oficiales publicadas en el Diario Oficial de Extremadura (D.O.E.

Hace muchos años, por una cuestión literaria, acudí a un Organismo Oficial de la Comunidad de Extremadura para gestionar la publicación de cierto trabajo. La funcionaria que me atendió, muy correcta ella, tomó mis datos y me hizo llegar, por correo ordinario, las bases oficiales publicadas en el Diario Oficial de Extremadura (D.O.E.) para acceder a las ayudas para la publicación de trabajos basados en la historia de Extremadura, o relacionados con nuestra Comunidad. Recuerdo que cumplía todos ellos menos uno; era obligatorio que el solicitante hubiese nacido en Extremadura o que residiese en Ella. Pensé en aquel momento que eso no sería problema, pues podía acreditar que todos mis antepasados, hasta el grado de mis tatarabuelos, tanto maternos como paternos, habían nacido y residido en Extremadura; siendo Yo uno de sus primeros descendientes nacido fuera de la Región, por una cuestión puramente económica; como le ha sucedido a gran número de hijos de emigrantes extremeños.

Bueno, pues aquéllos que parece ser tenían la potestad de repartir carnets de extremeñeidad decidieron que yo no cumplía ese punto y que por tanto no podía acceder a dicha ayuda. Mi enfado fue mayúsculo, siempre he defendido mi condición de extremeño, y ello me ha ocasionado, en numerosas ocasiones, el desprecio y la humillación de aquellos que se consideran las razas elegidas. No me importa, soy un idealista que considero que Extremadura tiene que conseguir estar en el sitio que históricamente le corresponde; que no es ni el actual, ni el pasado.

Mí idea de extremeñeidad la fundamento en el término jurídico del Ius Sangunis y no en el que lo basaban ellos del Ius Solis. Por tanto, para mí, un hijo de extremeños, aunque haya nacido en la China, sigue siendo, lo primero de todo, extremeño y después se podrá poner las etiquetas que quiera, español, chino, hispanoasiático, o ciudadano del mundo; siempre y cuando sus padres se encarguen de transmitirle lo que ellos recibieron en su infancia; ese substrato cultural que da forma a nuestra identidad como pueblo y que formará parte de la esencia de ese individuo hasta el día en que se muera. Esto es lo que ha sucedido en mi caso; Yo y muchos como Yo hemos vivido y vivimos Extremadura a diario sin haber nacido allí, ni vivir en nuestra Región; pues es un tema recurrente en nuestra forma de relacionarnos y de entender nuestra existencia (forma de hablar, gastronomía, trabajar, amistades, lecturas preferidas, etc).

Lo único que siempre me ha avergonzado, como extremeño que me considero, es haber tenido unos representantes como los que han pasado por la Presidencia de Extremadura.

Uno de ellos ha sido un defensor a ultranza de la españolidad; siempre más preocupado por la unidad de España que por la identidad cultural extremeña y la conquista y defensa de nuestros legítimos derechos.

El otro fue incapaz de defendernos de los ataques radicales de los ultranacionalistas de otras comunidades autónomas que siempre nos han considerado ciudadanos de segunda.

Y por último parece ser que ahora tenemos que aguantar ver hacer el ridículo en los medios de comunicación a nuestro último representante, quien cuenta con más dotes de charnego que de políglota.

Espero que algún día podamos contar con el Dirigente que Extremadura se merece y que Ésta demanda desde hace siglos.

Bellotaris, meapilas y charnegos