jueves. 02.05.2024

Extremeños, los nuevos miserables

No es que a los extremeños nos hayan escogido para la tan aclamada representación teatral basada en la obra de Víctor Hugo; sino que según un reciente estudio de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) Extremadura ha registrado el segundo índice de miseria más alto del país, con un 33,8%; superada tan sólo por Andalucía y frente a una media nacional del 26,40%.

No es que a los extremeños nos hayan escogido para la tan aclamada representación teatral basada en la obra de Víctor Hugo; sino que según un reciente estudio de la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) Extremadura ha registrado el segundo índice de miseria más alto del país, con un 33,8%; superada tan sólo por Andalucía y frente a una media nacional del 26,40%. Convirtiéndose España en el país de Unión Europea con mayor índice de miseria de los 27 países que la componen.

El estudio cruza los datos de paro e inflación para conocer el deterioro de los niveles de vida de los ciudadanos. Fundamentalmente este aumento del índice de miseria se debe a los fuertes incrementos que se han producido en los niveles de desempleo; ya que las tasas de inflación se han mantenido constantes e incluso han disminuido.

El término miseria en líneas generales nos hace pensar en situaciones sociales como las que se viven en el cuerno de África y en países como Haiti. Esas imágenes de hambruna y de deterioro social asociadas al término miseria que identificamos con Somalia, Etiopía o Haiti no se han dado en Extremadura en toda su historia y por tanto emplear el término miseria para establecer un estudio del deterioro de la calidad de vida en los países avanzados y occidentales debería ser sustituido por otro que no tuviese ese carácter peyorativo, y que en el caso de Extremadura se convierte en un estigma social más dentro del Estado Español.

Si uno viaja a lo largo y ancho de Extremadura podrá observar claramente que, a diferencia de las grandes regiones industriales y económicamente más prósperas, no existen esas imágenes de chabolismo horizontal o vertical que son muy comunes en las grandes urbes de las economías desarrolladas o emergentes y que aunque no se encuentre entre las regiones más prósperas y ricas del estado español y de la Unión Europea la distribución de la poca o mucha riqueza que exista en Extremadura es más equitativa que en esas otras regiones o países. Además la solidaridad vecinal, las redes de ayuda familiar y las posibilidades de implementar economías de autoabastecimiento compensan algunos de los efectos de la carencia de empleo y mitigan el encarecimiento de los productos alimenticios básicos; disminuyendo por tanto las consecuencias perversas de una crisis que azota con la misma intensidad a las grandes urbes como a las regiones agrícolas y ganaderas.

Por todo lo anterior vincular a los extremeños con el concepto de miseria por el simple hecho de que las tasas de desempleo en la Región se hayan incrementado es algo sarcástico, malicioso y desde luego es un término empleado erróneamente en su totalidad; ya que no se tienen en cuenta y analizan todas las variables necesarias que determinan claramente el estado de pobreza real y de miseria efectiva y que si se emplean en otros estudios llevados a cabo en otras sociedades y países.

Cualquiera que haya leído la noticia en la que se sitúa a Extremadura como la segunda región con más índice de miseria de España pensará que la sociedad extremeña, en un elevado porcentaje, se muere de hambre y carece de los servicios básicos de cualquier sociedad occidental, siendo ambas situaciones totalmente falsas; ya que de ser cierto, ello habría derivado en un incremento significativo de la crispación social, que a su vez habría provocado duros enfrentamientos sociales; además se habría producido un éxodo migratorio masivo que habría vaciado de una manera preocupante las ciudades y pueblos de Extremadura. Y ni uno ni otro se han dado en Extremadura hasta la fecha.

Extremeños, los nuevos miserables