viernes. 03.05.2024

La herencia

Nunca un debate sobre el Estado de la Nación suscitó tan poco interés en la ciudadanía como el que hemos vivido estos pasados días. El Canal 24 horas de Radio Televisión Española reunió, en la sesión del miércoles por la mañana, 185.000 espectadores, esto suponen 45.000 espectadores menos que en el anterior debate de 2011 que fue televisado por loa canales públicos de 24 h y de La 2.

Nunca un debate sobre el Estado de la Nación suscitó tan poco interés en la ciudadanía como el que hemos vivido estos pasados días.

El Canal 24 horas de Radio Televisión Española reunió, en la sesión del miércoles por la mañana, 185.000 espectadores, esto suponen 45.000 espectadores menos que en el anterior debate de 2011 que fue televisado por loa canales públicos de 24 h y de La 2.

Los datos de la confrontación de ideas entre el presidente del gobierno y el lider de la oposición socialista, que se produjo en la tarde de ese mismo dicho día, publicados por diferentes fuentes, es de 409.000 teleespectadores, frente a los 561.000 del anterior debate Rajoy-Zapatero, 152.000 teleespectadores menos.

Si tenemos en cuenta que los record de audiencia se cifra en los 2.200.000 teleespectadores de 1995 (González-Aznar) y 1.600.000 del año de 1998 (Aznar-Borrell), podemos concluir que el debate político ha registrado en televisión mínimos históricos y esto, que ahora puede parecer lógico, es preocupante.

La primera conclusión que se desprende es que los ciudadanos nos sentimos desamparados, sin líderes de referencia política. Nada que ver el actual estado de nuestros políticos con la carismática capacidad de liderazgo de los líderes de antaño que nos llevaron por la senda constitucional y el europeismo hegemónico.

Helmut Koht (Alemania, 1982-1988); François Mitterrand (Francia, 1981-1995); Olof Palme (Suecia, 1969-1976 y 1982 -1986); Anibal Cavaco Silva (Portugal, 1985-1995); Andreas Papandreu (Grecia, 1981/1996); Bettino Craxi (Italia, 1983-1987) y Felipe González (España, 1982-1996), entre otros.

Todavía resuenan las palabras del canciller Koht: “mi intención es europeizar Alemania”, frente a la entonces pretensión de Margaret Tatcher, y ahora intencionalidad de Angela Merkel, de “britanizar y alemanizar Europa, respectivamente”. Aunque sigo insistiendo que el mayor error fue no conseguir, me niego a creer que no se intentara, una Europa de los Pueblos o una Europa de los Estados, frente al resultado final logrado de una Europa de los Mercados. Una Europa política, en la amplia extensión de la palabra, frente a una Europa simplemente economicista que, para colmo de males, tampoco ha conseguido los resultados apetecibles para el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas europeos, como fácilmente puede verse y padecerse.

La segunda desafección hacia los políticos, y lo que representan, viene dada por la injusta toma de decisiones por parte del gobierno, que nada tienen que ver con decisiones dirigidas a la salida de la crisis, y por los casos de corrupción que afectan, principalmente, al partido que sustenta el Gobierno y a miembros de la Corona y, en otra medida dada su relevancia, a otros partidos y miembros electos de diferentes formaciones políticas, a lo que se añaden los referidos a empresarios y empresas de conocido prestigio que, puestos todos en la coctelera y agitados convenientemente, causan un efecto demoledor y una lógica indignación colectiva contra justos y pecadores, sirios y troyanos.

Una tercera causa bien pudiera ser la falta de explicación clara, por parte de los políticos nacionales, de todo lo que está ocurriendo, tanto en España como en Europa. El pueblo español siempre ha mostrado grandes dosis de cordura y comprensión, incluso en periodos oscuros y difíciles, y sin embargo ahora, los comunicadores, ningunean los datos y las tomas de decisiones, minimizan los acontecimientos e, incluso, cuando se explican las medidas tomadas, estás ocultan una segunda intencionalidad ajena a lo que se dice pretender.

Falta altura de miras política, en el sentido Hegeliano, en las soluciones aportadas por el Gobierno. Hay un excesivo sometimiento a las decisiones alemanas-europeas. Falta capacidad de liderazgo global por parte del Presidente del Gobierno, del lider socialista y de otros dirigentes de la oposición democrática, sindical y social y, para colmo, los economistas nos da la razón en que la austeridad es un suicidio, provocando un sufrimiento innecesario a la ciudadanía, algo que venimos repitiendo, persistentemente, desde las páginas de Sierra de Gata Digital

Ante esta situación los ciudadanos españoles prefirieron, cuando el trabajo lo permitió, evadirse con programas televisivos de otro calado como “Pasapalabra”, minuto de oro; “Comando Actualidad: Mejor que en casa”; “Luna, el misterio de Calenda” o “El hormiguero”, por citar sólo algunos, que dieron la posibilidad de dar la espalda a los oradores y de no incrementar las cuotas de pantalla en ese terreno al que, indiscutiblemente, le falta abono político y social.

Con todo esto detrás de sí, los ponentes se lanzaron a la arena política con la frescura que siempre asombra y la capacidad de contarnos los acontecidos de “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carrol, desprendidos de adornos literarios.

A medida que hablaban íbamos descubriendo un mundo insólito, un mundo de lo maravilloso, un cuento de hadas que nos transportaba a una galaxia donde todo era posible: bromas, invenciones ambiguas, guiños, situaciones mágicas. Todo fue sucediendo con la vertiginosidad del tiempo, la impaciencia de la bancada y la cachaza de los políticos, cuyos relojes nacieron sin agujas.

Hasta que de pronto un duro golpe, un hachazo invisible y homicida nos ha despertado y comprendemos que la acción no ocurre en un lugar remoto, sino en el presente: en nuestro país, en nuestra comunidad, en nuestra provincia, en nuestro pueblo o ciudad, en nuestro trabajo, en nuestra casa, en casa del vecino, del amigo, del conocido.

El orador se hace humano: “Cinco millones novecientos sesenta y cinco mil cuatrocientos desempleados. Esta cifra, por sí sola, refleja el aspecto más duro y dramático por la que atraviesa España. Representa el número de personas (…) que cada mañana se enfrentan a la dura realidad del paro… Encabezamos el ranking del desempleo en la Unión Europea”. Es loable, que el objetivo que el gobierno tiene es darle la vuelta a esta situación. Si el empleo y el paro no cambian, lo demás no puede servirnos de consuelo.

Las relaciones económicas con el exterior, la balanza de pagos, el sector financiero, el déficit público, la opinión sobre la economía… Todo va mejor, todo tiene una disposición favorable, todo mejora ostensiblemente.

Transparencia política, medidas contra la corrupción. Que declaren los tesoreros. Que rindan cuenta esos pájaros de mal agüero. Que denuncian a sus jefes, son traicioneros. Que “no es verdad que en España haya un estado generalizado de la corrupción, eso es una insidia. No nos hundimos por culpa de la corrupción. En todas partes brotan malas hierbas, pero España es un país limpio. Generalizar la conducta indeseable de algunos a todos los políticos es indeseable”, valga la redundancia.

En materia económica no estamos tan mal, parece decir el Presidente, todavía no hemos sido rescatados y anunció una serie de medidas de estímulo económico ante las que los sindicatos cruzaron los dedos.

Entonces el Presidente lanzó cinco preguntas a la bancada. Sus señorías, ponentes de la oposición, tomaron notas prestos para preparar las respuestas:

¿Cómo es posible, señorías, que el número de parados en nuestro país haya crecido en 4.250.000 personas en poco más de cinco años?.

¿Cómo es posible que las cuentas de nuestro sector público, que presentaban un superávit de dos puntos sobre el PIB, pasaran –en sólo 24 meses­ a un  déficit del 11%?. 

 ¿Cómo es posible que la deuda de nuestras administraciones públicas, con la consiguiente carga de intereses, se duplicara en 4 años?.

¿Cómo es posible, señorías, que el déficit de nuestra balanza con el exterior se multiplicara por cuatro entre 2003 y 2007?.

¿Cómo  es  posible  que  la  recaudación  de  ingresos  del  conjunto  de  las administraciones públicas se redujera en 68.000 millones de euros en dos años? .

Sorprendentemente, nadie levantó la mano con la intención de contestar a las interrogantes planteadas, el ponente miró, hizo un silencio, y ante la desgana de aquellos se contestó el solo:

“Les aseguro, señorías, que estas preguntas no son un ejercicio retórico, porque de sus respuestas sale una cifra estremecedora: seis millones de parados. La verdad es que, ante la crisis que se inicia en 2007, ni se vio su alcance, n se acertó en el diagnóstico. Y, a partir de ahí, todo lo que se podía hacer mal, se hizo mal. Y no acudo al pasado reciente, señorías, para buscar un burladero en el que refugiarme ante una situación tan dramática. En mi debate de investidura ya recordé que en política, las herencias no se reciben a beneficio de inventario. Sobre lo que pasó antes de esa fecha, los españoles emitieron su juicio el 20 de noviembre de 2011 y este es inapelable. Por lo tanto, nada de burladero”.

Una voz se oyó desde la bancada. ¿No hay nada de sanidad y desahucios?. Ya hemos tomado decisiones sobre eso, pareció espetar el Presidente. Ustedes dejaron el sistema financiero como lo dejaron y por eso hemos tenido que tomar decisiones importantes.

El líder socialista se colocó en el estrado. Su voz medida de noble anciano se dejó oír como quien aconseja desde el ágora para, tras buscar reiteradamente un papel que no aparece, desglosar, sin prisa alguna, un discurso bien estructurado en la primera parte, pero carente de fuerza en la réplica, tal vez porque se negó a repetir las embarazosas preguntas de días anteriores:

Acuerdo nacional sobre el empleo. ¿Por qué no lo intentamos?. Es lo que toda España pide. Moratoria sobre los desahucios y nueva Ley Hipotecaria. La educación pública y no de trato privilegiado. Ayuda a las familias pobres, que cada vez hay más personas buscando comida en la basura. No a la privatización de los hospitales, el objetivo no es ganar dinero, es curar a los ciudadanos, tengan recursos o no

Los sueldos, hay que subir los sueldos. La reforma fiscal, hay margen, sí, hay margen para una reforma fiscal.. Debemos crear una comisión independiente que investigue los casos de corrupción. Se deben prohibir las aportaciones de las empresas a los partidos políticos, porque se está añadiendo a la crisis económica una crisis moral.

La reducción del déficit por si sola no es un plan económico. Los trabajadores están más indefensos que nunca. Con estas políticas la España que salga de la crisis será más inhumana.

Según la última encuesta de CIS sobre el debate del estado de la Nación, en voz de la Cadena Ser: 4 de cada 10 españoles creen que Rajoy no transmitió confianza y 6 de cada 10 que no demostró tener sensibilidad con los ciudadanos. También la mayoría de los preguntados creen que el Presidente fue poco realista y poco práctico. El 67% de los encuestados reconoce que Rubalcaba es consciente de los problemas del país y también demuestra una mayor sensibilidad, pero casi la mitad de los preguntados descarta que transmitiera realmente una alternativa de Gobierno. Ninguno de los dos líderes da la sensación de saber encajar bien las críticas.

El debate, que para la mayoría se centró en la economía y después en la corrupción, deja según el CIS, dos vencedores morales: Cayo Lara y Rosa Díez son los únicos dirigentes políticos cuyas intervenciones tienen como calificación principal un "bastante bien". Destaca que más de la mitad de los encuestados asegura no conocer a casi todos los líderes políticos cuyos partidos tienen una representación menor.

La herencia