domingo. 05.05.2024

Las Cajas de Ahorro, a por la tercera desamortización

No hace mucho tiempo pude leer un artículo en prensa al que desde entonces no paro de darle vueltas. Un profesor, no me acuerdo de su nombre, y de no sé qué Universidad de Cataluña, denunciaba en el mismo el inicio de la tercera desamortización, la de las Cajas de Ahorro españolas, que se iba a producir en este país con la vana excusa de la grave crisis que estamos viviendo.

No hace mucho tiempo pude leer un artículo en prensa al que desde entonces no paro de darle vueltas. Un profesor, no me acuerdo de su nombre, y de no sé qué Universidad de Cataluña, denunciaba en el mismo el inicio de la tercera desamortización, la de las Cajas de Ahorro españolas, que se iba a producir en este país con la vana excusa de la grave crisis que estamos viviendo.

Según ciertos autores la primera desamortización sería la de las Capellanías, la segunda sería la que se llevó a cabo durante el siglo XIX y principios del XX.

La desamortización, en principio, pretendía la formación de una propiedad coherente con el sistema liberal, es decir, la instauración de la propiedad libre, plena e individual que permitiera maximizar los rendimientos y el desarrollo del capitalismo en el campo. Al final se convirtió en un foco de conflictos del que hasta hace bien poco hemos sufrido sus consecuencias más atroces.

Como este país nunca aprende de sus errores y le gusta repetirlos una y mil veces, quizás porque quienes los provocan nunca pagan sus meteduras de pata; ahora ha decidido este grupo de dirigentes neoliberales que tenemos que uno de los problemas más serios a los que se enfrenta España es la reforma de su sistema financiero. No de todo el sistema financiero, sino sólo la parte que se refiere a las Cajas de Ahorro. Claro está que a la otra parte no se le puede meter mano; ya que los bancos son de propiedad privada; mientras que las Cajas de Ahorro son un engendro en el que de una manera simplificada se puede resumir que los propietarios son la sociedad civil, aunque ésta no tenga conciencia de ello. Como desde hace mucho tiempo las Cajas de Ahorro han sido un duro competidor de los bancos en el territorio nacional, éstos, o mejor dicho los dueños de los mismos, han hecho todo lo posible para quitárselas de en medio, cosa que no han logrado hasta ahora.

Después de haberlas colocado en una situación financiera límite, a muchas de ellas, los respectivos caballos de Troya: con la concesión de préstamos para proyectos megalómanos, con la obligación de financiar buena parte de los salarios de los funcionarios de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, con la imposición en sus Consejos de Administración y Órganos de Gobierno de políticos que no entendían nada de finanzas, con la dejación y falta de control por parte del Banco de España y con la firma de acuerdos internacionales como Basilea I, II y III. Ahora un grupo de políticos neoliberales, o mejor dicho neoestúpidos, pretende hacerlas pagar el pato de la situación del sistema financiero de este país.

El hecho no tendría mayor trascendencia si esas empresas fuesen de titularidad privada; pero teniendo en cuenta que éstas tienen un componente público importante, ya que son un híbrido en lo que a propiedad se refiere, y de las que se benefician, de manera directa o indirecta, una gran parte de la población española; los principales afectados por la privatización o desamortización que se está llevando a cabo con las Cajas de Ahorro, eufemismos a parte, el regalo que se le está haciendo a la gran banca, recuérdese el pago de un euro por el BBVA para adquirir UNIM, será la inmensa sociedad española. Quien a partir de este momento tendrá que negociar sus necesidades financieras con un oligopolio, al modo que lo hace con las multinacionales de telefonía.

La vuelta de los usureros, la desaparición de la obra social y de los Montes de Piedad de las Cajas de Ahorro, así como la supresión del servicio financiero que dichas Cajas ofrecían a determinados colectivos, organismos y poblaciones son los efectos más inmediatos de esta tercera desamortización, que pretende entregar a manos privados unos bienes semi-públicos de los que, hasta la fecha, se han beneficiado de manera directa o indirecta miles de personas.

Las Cajas de Ahorro, a por la tercera desamortización