Vaya por delante que lo que hoy aquí expongo es un brindis al sol en toda regla, pero por denunciarlo, no va a quedar. Somos unos GUARROS, en mayúsculas, sí, por si a alguien le queda algún tipo de dudas…
Tiene muy buena prensa ser respetuosos con el medio ambiente, nos escandalizamos cuando vemos en la tele algún vertido de una gran empresa que antepone sus intereses económicos a los perjuicios medioambientales, pero en los pequeños gestos del día a día, en aquellos en los que nosotros nos convertimos en protagonistas, nos desentendemos y miramos para otro lado, eso sí, buscando culpables cuanto más lejos mejor.
Por desgracia este mal es endémico y reconocible del sur al norte, del este al oeste de nuestro querido país, pero eso tampoco nos exonera de la culpa, aunque parece ser que como es un problema global, el delito cometido es menor o menos grave.
Simplemente les invito a ustedes a que vean un lunes por la mañana la calle de la marcha de su pueblo o ciudad y si es en verano, un día cualquiera, o la calle del botellón un domingo a primera hora, o el día después de la romería de su pueblo en el campo donde se celebra, o fíjense en cualquier calle del pueblo una mañana de día de fiestas patronales, el sembrado de vasos de plástico de la más variada gama multicolor, o el patio de un centro educativo después del recreo, o la puerta de su casa ahora mismo, …
¿Y qué hacemos cada uno de nosotros? Pues básicamente, echar balones fuera, quejarnos y soltar por esa boca tan ‘linda’ que Dios nos ha dado, las más preciosas perlas que el vocablo español nos ofrece en este tipo de situaciones… “La culpa la tiene el Alcalde”. “No, la culpa la tienen la policía local que no multa”. “No, la culpa la tiene la juventud, que no sabemos dónde vamos a llegar”. “No, la culpa la tienen los padres, que les consienten todo”. “No, la culpa la tienen ‘los/as que limpian las calles’ que no hacen nada”….
Y así seguimos y seguiremos, ensuciando, recogiéndole la mierda a los que ensucian, poniendo excusas y disculpas, mirando para el otro lado, criticando y haciendo más bien poco, perdón, NADA… Dejándolo pasar y soltando por la boca, que eso se nos da de maravilla… Pero nunca perdiendo un rato de nuestro valiosísimo tiempo para pensar en qué hemos errado y cómo podemos cambiarlo, si es que nos interesa…
Lo dicho al principio, “chin chin”..