viernes. 17.05.2024

102. ¿Casualidad?

¿No has vivido nunca experiencias “casuales” que parecen marcadas por el destino? ¿Casualidades como las que a veces han llevado a alguna persona a enfadarse por perder el avión… para luego enterarse, de que el avión se había estrellado?

Casualidad
Casualidad

¿Cuantas veces, nada más sonar el teléfono y antes de levantarlo, ya sabías quién te llamaba? ¿Cuántas veces has soñado con alguien que hacía tiempo que no veías y a la mañana siguiente te lo encuentras? ¿Cuántas has sentido la necesidad de darte la vuelta y así descubrir que alguien te estaba mirando fijamente? ¿Y cuantas te has arrepentido de no haber hecho caso a tu mujer cuando te dijo que no te fiaras de cierta persona por la que te hubieras jugado hasta el pellejo?

¿No has vivido nunca experiencias “casuales” que parecen marcadas por el destino? ¿Casualidades como las que a veces han llevado a alguna persona a enfadarse por perder el avión… para luego enterarse, de que el avión se había estrellado?

La física moderna nos habla hoy de un Universo interconectado, indivisible y participativo, un Universo conformado más que de causalidades, de sincronicidades y en el que todas las partículas son punto de cruce de una red de relaciones más real incluso que la propia materia que tocamos.

¿Cuándo entenderá y pondrá en práctica esta idea “la ciencia médica”?

No debemos renunciar nunca al lugar que ocupamos en la red universal. Por la sencilla razón que tú estás ahora mismo justo donde debes estar. Así que vive intensamente ese momento y absorbe toda la enseñanza que puedas. Por que la corriente de la vida pronto te llevará a entender, en otro lugar, una nueva lección. Pero no desabroches la actual.

En cuanto a la ciencia médica un día volverá a integrar en vez de dividir. Y abandonará su costumbre de separar la materia del espíritu, la conciencia del cerebro, la cardiología de la neurología, la medicina de la humanidad y la psicología del alma humana que decía estudiar. Porque hoy hemos llegado a separar en la práctica hasta la salud de la alimentación. Y así en los hospitales se mandan dietas hiposódicas, o hipercalóricas, o hipoproteicas… sin tener ni idea de nutrición.

Aun hoy, los genios de la medicina molecular pretenden reducir la vida a ecuaciones ocultas en el genoma humano. Y hasta nos siguen diciendo que la emoción o la personalidad nada tienen que ver con manifestaciones  patológica orgánicas, como el cáncer. Para algunos “listillos” de la ciencia moderna, la medicina parece no haber superado aquella idea antigua que definía a cualquier ser o animal por el análisis de tejidos y sustancias muertas. Gente capaz de responder con más facilidad una pregunta de libro como pueda ser, la actividad mitocondrial de los linfocitos T, de un estudio sobre ratones… que a la simpleza de decirle a un enfermo que debe o no debe comer.

Con el bisturí de la lógica,  que no el bisturí de la razón se niegan analogías, correspondencias y sincronicidades.

¿Cómo conciliar pues, el arte de curar y la ciencia? ¿Cómo separar, una visión viva del hombre que enferma, de la tierra que habita, del Universo que lo determina? ¿Cuándo vamos a aprender, también para sanarnos, la lección que nos da la enfermedad?

Debemos entender que el ser humano no es el simple resultado de actividades en el plano físico-químico. Debemos entender que sus emociones y su mente tienen un efecto regulador sobre la salud. Es importante que el hombre entienda y desarrolle la habilidad de manejar sus propios campos de energía y canalizar la información que restablece el equilibrio, tanto suyo como de los demás. Debe entender que todos estamos interconectados. Que nuestras emociones, nuestros dolores, nuestros disgustos, nuestros malestares, no solo nos influyen a nosotros, sino también a todos los que nos rodean. Porque todos los seres humanos estamos unidos por fuertes lazos, quizás invisibles, pero no por eso menos reales.

Debemos entender que todos somos responsables de todos.

Aunque no seamos conscientes de ello.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín

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102. ¿Casualidad?