jueves. 28.03.2024

El poder de la mente

Con el entrenamiento adecuado, es decir, concentración, la mente puede alterar el equilibrio de los electrones de un sistema ajeno a ella. Toda la energía concentrada consigue multiplicar los efectos de la energía dispersa, como por ejemplo tenemos en el rayo láser

El poder de la mente
El poder de la mente

El poder de la mente sobre la materia es un tema que ha pasado de especulación de locos a corroboración científica.

Con el entrenamiento adecuado, es decir, concentración, la mente puede alterar el equilibrio de los electrones de un sistema ajeno a ella.

Toda la energía concentrada consigue multiplicar los efectos de la energía dispersa, como por ejemplo tenemos en el rayo láser.

La energía mental concentrada en un solo punto o una idea o una persona, consigue que el funcionamiento caótico o aleatorio de sus sistemas se vea alterado para crear el orden. Es decir, que una sanación se produce cuando, gracias a una energía potente de mayor vibración que  la física, se transforma el caos electrónico, que produce la enfermedad, en orden electrónico que permite un intercambio de energías armónico.  

Los gobernantes y los ambiciosos de poder han intentado, desde hace muchos  años, crear su propia red de personas con una potencia superior a la media, con objeto de modificar estructuras mentales de otros gobernantes para que se pudieran plegar a sus intereses. Esto fue muy comentado en las décadas 70 y 80 del siglo pasado durante las conversaciones de los tratados SALT, sobre armas estratégicas. Fue puesto en práctica por la antigua URSS.

De hecho, lo consiguieron en un elevado porcentaje, pero curiosamente desde 1980 aproximadamente, esta influencia decreció y no se explicaban cómo.

Existen en el cosmos, unos mecanismos de protección generados por entidades de mayor evolución(*), que el ser humano, con una gran potencia mental que “construyen una especie de canales” de comunicación de alta seguridad y plataformas o campanas protectoras que impiden la interferencia de esas mentes.

El problema es que el capitalismo es un aceite muy sutil que impregna todo el mundo. El sistema soviético también lo era, pero tenía menos medios económicos, por eso desapareció.

Ahora son las grandes potencias la que quieren imponer un nuevo orden mundial, pero tienen en  su contra el fanatismo islámico y el agnosticismo y paciencia sin limites de los chinos.

Sin embargo, en las últimas décadas han surgido por todo el mundo mas grupos defensores de los valores éticos y morales, son grupos “incontrolados” (para el sistema), que se convierten en una auténtica fuerza de opinión y de acción que ha ido en aumento gracias a los avances en tecnología y las redes de comunicación social…y el “sistema” no puede controlar a esos movimientos.

Con lo que no pueden contar los poderosos – aunque lo han intentado-, es la alteración electrónica de los sistemas informáticos, es decir, modificar programas de ordenador con el solo poder de la mente. 

No lo han conseguido  porque  sencillamente la estructura electrónica de los programas informáticos, comprende trillones de posicionamientos electrónicos, además de espacios de tiempo variable que, de forma “automática”, producen los propios electrones “aleatoriamente”.

Los científicos están muy interesados en averiguar las leyes que rigen el caos, (esta aleatoriedad) y de hecho saben, en teoría, que lo que se llama proceso aleatorio es, sin embargo, un proceso que sigue unas pautas muy concretas,(para ellos aún desconocidas), seguramente transplantables a cualquier proceso de esta índole.

Lo que ocurre es que todavía no han descubierto la clave por la cual esas leyes se modifican en alguno de sus principios, también de forma aleatoria, y es que no cuentan con que hay una sexta dimensión (*) que salvaguarda las estructuras que pueden dar lugar a destrucciones masivas, incluso planetarias. Esa información es manejada en un porcentaje moderado por seres de mayor evolución, por lo que se garantiza la inoperancia de mentes poco evolucionadas.( léase, los que gobiernan y mantienen el “sistema”)

(*) Leer artículo 18,  La escala evolutiva III

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín 

El poder de la mente