domingo. 05.05.2024

El retorno

Tercera entrega de nuestro colaborador Agustín Rivas sobre la muerte, sobre el "más allá" y el "más acá" cuya ubicación depende, según el autor, desde donde se miren esos dos lugares
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Vuelvo con el tema de morir y vivir o vivir y morir, que más da si al fin y al cabo es lo mismo. Solo depende desde el lugar que se mire y esos lugares los podríamos llamar “más allá” o “más acá”.

Pero hoy quiero darle o aportar un punto de vista un poco diferente, apoyándome en ideas que ya he ido apuntando y que no digo que sean totalmente ciertas, solo concederme el beneficio de la duda, y que pueda estar, en parte, acertado. Vamos allá.

Hace mucho, mucho, pero mucho tiempo, esa “energía poderosa” que llamamos Dios decidió experimentarse a sí mismo en una nueva dimensión, en un nuevo espacio-tiempo, en lo que conocemos como materia o dimensión material, que no es “otra cosa” que la energía poderosa antes mencionada, pero a un nivel vibratorio más bajo o más lento.

Y para llevar a cabo esta experiencia, emitió infinidad de partes de sí mismo, algunas filosofías las llaman “mónadas”, algunas religiones las llaman “almas”, yo las voy a llamar “espíritu” en recuerdo de ese Espíritu Infinito del que procede.

Bien, ese espíritu es de una vibración tan elevada, tan alta, que necesita bajar, reducir su frecuencia vibratoria para poder interactuar o experimentarse en el mundo de la materia

Para ello, se manifiesta a través de varios niveles de energía o frecuencias vibratorias.

En un primer nivel o escalón es energía espiritual, en un segundo nivel en energía mental, en un tercer escalón es energía astral o bioplasmática y en un cuarto nivel es materia.

Ya he comentado en otra ocasión que el sistema complejo más evolucionado que conocemos o que tenemos a nuestro alcance, que no quiero decir que no los haya más y menos evolucionados, es el ser humano, es decir el hombre. Pues participa de la esencia (espíritu) del Creador y de la materia (cuerpo físico).

Resumiendo un poco, el hombre se puede decir que tiene cuatro cuerpos o niveles a través de los cuales se puede manifestar:

  • Espíritu, o cuerpo espiritual.(El alma)
  • Mente o cuerpo mental-emocional.(Las ideas)
  • Astral o cuerpo energético.(La energía)
  • Materia o cuerpo físico.(El muerto)

Y cuando hablamos de la muerte nos referimos solo y exclusivamente al cuerpo físico y ¿qué pasa con los otros cuerpos?

También en otra ocasión dije que para mí o que yo al ser humano lo veía como:

“Un ser espiritual en una manifestación material”.

Quizá ahora ya podáis entenderme cuando me refería a esta forma de ver al ser humano.

Pero la parte espiritual del hombre participa de la misma esencia del Espíritu Eterno o Creador del cual procede, es decir, a él no le afecta el tiempo ni el espacio, o lo que es lo mismo, es eterno.

Cuando El Creador o La Fuente decide experimentarse o conocerse a sí mismo en la manifestación material, lo quiere conocer de arriba a abajo, de principio a fin, desde lo más sutil a lo más denso, desde cómo es una mota de polvo a cómo funcionan las leyes que rigen las galaxias y los universos, es decir, quiere experimentarlo TODO, sí todo, y no tiene ninguna prisa, para ÉL el tiempo no existe. El tiempo es un concepto humano, el tiempo solo es un flash congelado de la eternidad, un microsegundo de la Existencia Eterna.

Y puedo asegurar que la cantidad de información, leyes, normas, estados, experiencias, etc. que todo esto supone es enorme, casi uno se siente empequeñecido ante el panorama.

Pero también puedo asegurar que el Espíritu Eterno no ha abandonado a nuestro Espíritu Individualizado, no nos ha dejado “tiraos”, ahí solos, en medio del espacio y del tiempo.

Estamos conectados con ÉL a través de otros seres humanos, físicos y no tan físicos, a través de las experiencias que se nos presentan y por qué no decirlo, puede que tengamos contacto con ÉL, en ese estado que llamamos muerte. Pero repito muerte física, del cuerpo físico.


A ver vayamos concretando cosas:

El camino de vuelta a Casa, al Origen es tan largo, hay tantas experiencias por vivir, tantas cosas por aprender, que un solo cuerpo no da para todo, no dura tanto.

O sea que cuando el cuerpo físico se agota, se deteriora y muere, el Espíritu, la Mente y parte del cuerpo Astral o energético, salen de él, (quizás los 21 gr). La otra parte del cuerpo energético permanece con el cuerpo físico para ayudar con su proceso de descomposición y con el tiempo sus átomos, su materia pasarán a formar parte de otra cosa, una planta, un animal… Qué más da donde vaya, si la parte importante de él ya no está ahí.

Esos cuerpos, espiritual, mental y energético, tras el proceso de muerte física, hacen una evaluación de las cosas aprendidas, de las experiencias vividas y se programarán para en una próxima existencia, completar las no terminadas y experimentar otras nuevas.

Así una y otra experiencia o vida, hasta volver al Mar Original, a la Fuente de la que un día partimos, para ser uno con el Todo.

Aprovechemos el viaje pues merece la pena llegar al destino.

Ya he dicho en otra ocasión que el miedo es solo producido por el desconocimiento y esto produce dolor y enfermedad.

Es decir, que cuanto antes aprendamos y vivamos de acuerdo a lo aprendido, o sea experimentado, antes dejaremos de sufrir.

Feliz viaje de vuelta.

Hasta otro día, un abrazo amigos.

El retorno