sábado. 27.04.2024

Jesús de Nazaret (y III)

Va a tener razón el Papa Benedicto XVI, que no había en el portal una vaca y una mula, pues el establo había sido limpiado, como digo en el artículo anterior. Además apoya este hecho, el que si los Magos de Oriente lo visitaron en la posada no hubiera allí animales
Bautizo de Jesús
Bautizo de Jesús

Al día siguiente de nacer Jesús, José se fue a empadronar y se encontró con un hombre con el que había hablado 2 días antes en Jericó. A través de este hombre, consiguieron habitación en la posada, ya que las condiciones en el establo no eran las más apropiadas para un recién nacido y su madre.

Cuando el niño tenía más o menos 3 semanas de vida, llegaron unos sacerdotes de la región de Ur (Reyes Magos) enviados desde Jerusalén por el sacerdote Zacarías, para conocer al niño.

Va a tener razón el Papa Benedicto XVI, que no había en el portal una vaca y una mula, pues el establo había sido limpiado, como digo en el artículo anterior. Además apoya este hecho, el que si los Magos de Oriente lo visitaron en la posada no hubiera allí animales.

La familia permaneció en Belén, algo más de 1 año, debido a las presiones de María, que pensaba que Jesús sería el libertador de Israel y que sería mejor que se criara en Belén la ciudad del Rey David.

El Rey Herodes, era una persona muy, muy cruel y posiblemente desequilibrado mental. Había mandado matar a varios miembros de su familia. Después de un año de búsqueda por parte de sus espías sin encontrar al niño, mandó un registro casa por casa y matar a todo varón menor de 2 años, que viviera en Belén.

Un miembro de la corte de Herodes al escuchar la orden, se puso en contacto con Zacarías, quién mandó recado a José y María, los cuales en ese mismo momento pusieron rumbo a Alejandría. Donde permanecieron en casa de unos familiares de José, por espacio de mas de 2 años, hasta que murió Herodes y regresaron a Nazaret.

Debido a este ajetreo y hasta que José no se estableció definitivamente como carpintero, cerca de la parada de caravanas, que había junto a la fuente de la aldea no tuvieron el segundo hijo, al que llamaron Santiago y que nació teniendo Jesús algo más de 4 años. Más tarde nacerían el resto de los hijos María, Marta, Judá, Simón, José y Ruth.

A Jesús le gustaba dibujar paisajes, caras y modelar figuras con barro, cosas totalmente prohibidas por la ley judía. Su padre, José, fue llamado a la escuela y reprendido por la mala educación que había dado a su hijo. Jesús que había estado escuchando, se sintió mal de que culparan a su padre y dijo que acataría de ahora en adelante sin rechistar lo que dijera su padre.

Jesús, fue un niño y un adolescente curioso, inquieto, y siempre preguntón. A José y María les ponía en continuas encrucijadas con sus preguntas. Disentía mucho de la religión judía muy estructurada y anquilosada en las antiguas tradiciones.

Con 13 años, fue a Jerusalén a celebrar su primera pascua, y como quién dice,a su presentación en la comunidad religiosa. Su decepción fue enorme al descubrir la mecanicidad e intranscendencia de los ritos, así como un enorme dolor por los sacrificios de animales. Se puede decir que en esa Pascua, recibió el primer mensaje de la labor que debía desarrollar. No entendía la ira y la cólera del Dios judío, ni el sacrificio de animales. En su interior sabía perfectamente que ése no era el verdadero dios, hasta el punto de decirle a su padre José: “Padre, no puede ser verdad que el Padre Celestial ame menos a sus hijos de lo que tu me amas a mí. No puede ser, que si tú nunca has soltado tu cólera contra mí, el Padre Celestial con menos motivo lo haga. Me niego a creer que mi Padre que está en los cielos me ame menos que tú, mi padre que está en la tierra”.

Aquí empezó a entender Jesús, que tenía por delante una dura labor de enseñanza.

Teniendo 14 años, José murió a causa de un accidente de trabajo, cuando estaba construyendo un tejado en la casa del Gobernador de Séforis. Con lo cual, los planes de su padre de mandarlo a estudiar a Jerusalén se truncaron y Jesús tuvo que hacerse cargo de mantener a los suyos, al haber quedado como cabeza de familia. Se había hecho un experto carpintero y herrero. Así mismo le encantaba tocar el harpa, lo que hacía que por las noches la casa se llenara de vecinos que iban a escucharle tocar.

Al encontrarse Nazaret en cruce de rutas de caravanas y escuchando las historias e los viajeros, la curiosidad por viajar fue creciendo poco a poco dentro de El y cuando pudo delegar las funciones de cabeza de familia en Santiago, su segundo hermano, comenzó sus viajes.

Entre los 15 y los 20 años, pasaron un periodo difícil económicamente hablando, aunque Jesús era un gran organizador y repartió el trabajo entre todos los miembros de la familia, obligándoles de alguna manera a colaborar, comprometerse y aprender en la sustentación de la economía familiar.

Con 28 años, durante la Pascua en Jerusalén, conoció a un padre y a su hijo de 17 años, procedente de la India y con destino Roma. Este hombre que oyó hablar a Jesús con la gente, propuso a Jesús que le acompañara y sirviera de profesor e interprete para su hijo. Por un periodo de casi 2 años Jesús estuvo viajando por toda la Cuenca Mediterránea, empezando por Alejandría, la actual Libia, hasta Cartago y después a Roma. El camino de vuelta, fue por el norte, Grecia, Costantinopla, Damasco, llegando hasta la región de Ur, donde padre e hijo se embarcaron para la India. El verdadero propósito de este viaje, fue relacionarse y conocer todo tipo de personas y caracteres, ricos y pobres, negros y blancos, cultos e incultos, religiosos e irreligiosos, rectos e inmorales, etc…

Al terminar este viaje, Jesús tenía ya bastante claro, quién era y a que había venido, sólo le faltaban 2 toques, su retiro en el Monte Hermón y el bautismo en el río Jordán a cargo de su primo Juan.

Durante su estancia en el Monte Hermón hay un momento importante que reseñar, en el que Jesús sufre la aceptación definitiva de ser quién era. Es un periodo que los Evangelios sitúan después del bautismo, al que se refieren como su retirada al desierto. Realmente este periodo de 6 semanas, fue antes del bautismo y no en el desierto sino en el mencionado monte. Jesús no estuvo de ayuno los 40 días, comió frugalmente, pero comió. Lo que allí vivió y aceptó no fue fruto del hambre y las alucinaciones. Realmente allí tuvo un encuentro con seres o entidades, desviadas del camino del “bien y la luz” que le propusieron aprovechar sus poderes y capacidades para dominar éste y otros mundos y gobernarlos a su antojo. Jesús rechazó estas propuestas y propuso un castigo para los rebeldes que no querían acatar las leyes del Padre Celestial.

Esta reunión, “tentación”, fue una especie de prueba final, que una vez superada, permitió a Jesús adquirir plena consciencia de su naturaleza divina, en una manifestación humana. Así como la labor de enseñanza que tenía por delante.

Tras un periodo de relativo descanso con su familia y trabajando en el taller de barcas con su hermano Santiago, el taller de carpintería lo dirigía Judá, Jesús dijo “ha llegado mi hora”, dejó las herramientas y se dirigió al Jordán para ser bautizado por Juan.

Se puso a la cola de gente que esperaba ser bautizada por Juan, junto con sus hermanos Santiago y Judá. Solo cuando llegó hasta Juan, éste le reconoció y se negó a bautizarle, pidiendo ser él, el bautizado. Jesús, casi con un susurro le dijo, “sé paciente y haz lo que tienes que hacer, pues así tiene que ser ahora”.

No se sabe claramente que fue, pero parece ser que se vio sobre Jesús una gran luminosidad y una voz atronadora que decía algo así como “Este es mi hijo, el Elegido, el Amado, en quién me complazco”.

La cara de Jesús cambió y sin decir nada salió del agua y se dirigió hacia las colinas al Este del Jordán.

Nadie le volvió a ver, por un tiempo de casi 40 días, cuando volvió y comenzó con su ministerio público.

Hasta otro día amigos.

Un abrazo.

Agustín

Jesús de Nazaret (y III)