domingo. 12.05.2024

Orígenes (2)

¿Alguien puede creer, que de las cavernas, el hombre pasa a construir grandes ciudades en unos pocos cientos de años?

Mapa de Sumeria
Mapa de Sumeria

Ya se que lo que sigue, puede parecer que carece un poco de secuencia lógica, y que pueda estar muy concentrado. Pero no puedo entrar en mucho detalle para no extenderme demasiado.

Durante mucho tiempo, el hombre occidental ha creído que su civilización era el legado de Roma y Grecia, pero los mismos filósofos griegos dijeron en repetidas ocasiones que su saber lo habían extraído de fuentes aún más antiguas. Más tarde, los viajeros que volvían a Europa después de pasar por Egipto hablaban de imponentes pirámides y de ciudades-templo medio enterradas en la arena, custodiadas por extrañas bestias de piedra llamadas esfinges.

El desciframiento de la escritura y la lengua del antiguo Egipto, junto con los esfuerzos arqueológicos que siguieron, desvelaron al hombre occidental que había existido una gran civilización en aquel lugar mucho antes del advenimiento de la civilización griega. Las anotaciones egipcias hablaban de dinastías reales que comenzaban alrededor del 3100 a.C, dos milenios antes del inicio de una civilización helénica que, alcanzando su madurez entre los siglos V y IV a.C, era más una advenediza de última hora que una engendradora de civilizaciones.

¿Acaso el origen de nuestra civilización se encontraba en Egipto? Por lógica que pudiera parecer esta conclusión, los hechos militaban en contra. Los eruditos griegos hablaban de visitas a Egipto, pero las antiguas fuentes de conocimiento de las que hablaban se encontraban en algún otro lugar. Las culturas pre-helénicas del Egeo -la cultura minoica de la isla de Creta y la micénica de la Grecia continental- ofrecían evidencias de que había sido una cultura de Oriente Próximo, y no la egipcia, la cultura de donde habían bebido los griegos. Siria y Anatolia, y no Egipto, eran las principales avenidas a través de las cuales había llegado hasta los griegos una civilización aún más antigua. Se puede demostrar fácilmente que la escritura griega y la latina, y, por ende, los cimientos de la cultura occidental, provienen de Oriente Próximo. El lenguaje común que formó el lazo cultural, histórico y religioso entre Asiria y Babilonia era el acadio, la primera lengua semita conocida; semejante, aunque anterior, al hebreo, el arameo, el fenicio y el cananeo.

Pero los asirios y los babilonios nunca afirmaron haber inventado su lengua o escritura; de hecho, en muchas de sus tablillas hay una nota final en la que se dice que ese texto es una copia de un original más antiguo.

Entonces, ¿quién inventó la escritura cuneiforme y desarrolló aquella lengua, con su precisa gramática y su rico vocabulario? ¿Quién escribió esos «originales más antiguos»? ¿Y por qué tanto asirios como babilonios llamaban a su idioma acadio? Al descifrarse la lengua y la escritura sumerias, y al darse cuenta de que los sumerios y su cultura eran el origen de los logros acadio-babilonio-asirios, se le dio un gran impulso a las investigaciones arqueológicas en el sur de Mesopotamia. Todas las evidencias indicaban ahora que el comienzo se encontraba allí. 

Se dice que la guerra espolea al Hombre para que avance tanto en lo científico como en lo material, pero parece que en el antiguo Sumer fue la construcción de un templo lo que espoleó a la gente y a sus soberanos a alcanzar un mayor desarrollo tecnológico, comercial, de transportes, arquitectónico y organizativo. La capacidad para llevar a cabo tan importante obra de construcción de acuerdo con unos planes arquitectónicos preparados, para organizar y alimentar a una ingente masa de trabajadores, para allanar la tierra y elevar montículos para hacer ladrillos y transportar piedras, para traer metales extraños y otros materiales desde tan lejos, para fundir metales y dar forma a utensilios y ornamentos, nos habla de una importante civilización, ya en pleno esplendor en el tercer milenio a.C.

Aun con la maestría que implica la construcción de hasta los más antiguos templos sumerios, éstos no eran más que la punta del iceberg de las posibilidades y la riqueza de los logros materiales de la primera gran civilización que se conoce del Hombre.

Además de la invención y el desarrollo de la escritura, sin la cual una gran civilización no podría llegar a ser, a los sumerios también se les atribuye la invención de la imprenta. Milenios antes que Johann Gutenberg «inventara» la imprenta a través de tipos movibles, los escribas sumerios utilizaban «tipos» pre-fabricados de los diferentes signos pictográficos, que utilizaban del mismo modo que nosotros utilizamos ahora un tampón de goma, imprimiendo la secuencia deseada de signos en la arcilla húmeda. 

Se considera que nuestra revolución industrial comenzó con la introducción de máquinas hiladoras y tejedoras en Inglaterra en la década de 1760, y la mayoría de las naciones en vías de desarrollo han venido aspirando desde entonces al despliegue de la industria textil como paso previo hacia la industrialización. Las evidencias muestran que éste ha sido el proceso seguido, no sólo desde el siglo XVIII hasta aquí, sino desde la primera gran civilización del ser humano. El Hombre no pudo hacer tejidos antes de la aparición de la agricultura, que fue la que le proporcionó el lino, y de la domesticación de los animales, que le proveyeron de lana. Grace M. Crowfoot (Textiles, Basketry and Mats in Antiquity) expresaba el consenso académico al afirmar que el arte de tejer apareció en Mesopotamia alrededor del 3800 a.C.

Otra importante consecución sumeria fue la agricultura. En una tierra en la que sólo se dan lluvias estacionales, los ríos eran los que proporcionaban el agua para hacer crecer cosechas a lo largo de todo el año por medio de un vasto sistema de canales de irrigación. 

Una economía próspera, una sociedad con tan extensas empresas materiales, no se podría haber desarrollado sin un eficaz sistema de transportes. Los sumerios utilizaban sus dos grandes ríos y la red artificial de canales para el transporte por agua de personas, bienes y ganado. Algunas de las representaciones más antiguas que se tienen muestran lo que, sin ninguna duda, fueron las primeras embarcaciones del mundo.

Sabemos por muchos textos primitivos que los sumerios también se metieron en aventuras marineras de aguas profundas, usando diversos tipos de barcos para llegar a tierras lejanas en busca de metales, maderas y piedras preciosas y otros materiales que no podían conseguir en la propia Sumer. En un diccionario acadio de la lengua sumeria se encontró una sección sobre navegación en la que había una lista de 105 términos sumerios sobre diferentes barcos en función de su tamaño, destino o propósito (de carga, de pasajeros o para el uso exclusivo de ciertos dioses). Otros 69 términos sumerios, relacionados con el manejo y la construcción de barcos, fueron traducidos al acadio. Sólo una larga tradición marinera podría haber generado unas naves tan especializadas y una terminología tan técnica.

Para el transporte por tierra, fue en Sumer donde se utilizó por primera vez la rueda. Su invención y su introducción en la vida diaria hicieron posible la aparición de una amplia variedad de vehículos, desde los carros de transporte hasta los de guerra, y no cabe duda de que también le concedió a Sumer la distinción de ser la primera en emplear la «energía bovina», así como la «energía caballar», en la locomoción.

Las primeras escuelas se crearon en Sumer como consecuencia directa de la invención y la introducción de la escritura. Las evidencias, tanto arqueológicas -se han encontrado edificios donde se ubicaban las escuelas-como escritas, se han encontrado tablillas con ejercicios-, que indican la existencia de un sistema educativo formal hacia comienzos del tercer milenio a.C. Literalmente, había miles de escribas en Sumer, que iban desde los escribas subalternos hasta los altos escribas, escribas reales, escribas de los templos y escribas que asumían altos cargos del estado. Algunos hacían de maestros en las escuelas, y aún podemos leer sus ensayos sobre las escuelas, sus objetivos y metas, su currículo y sus métodos de enseñanza.

En 1919, H. R. Hall encontró unas antiguas ruinas en una aldea llamada ahora El-Ubaid. El sitio daba su nombre a lo que los expertos consideran ahora como la primera fase de la civilización sumeria. Las ciudades sumerias de aquel período, que iban desde el norte de Mesopotamia hasta las estribaciones más meridionales de los Zagros, fueron las que utilizaron por primera vez ladrillos de arcilla, paredes enyesadas, mosaicos decorativos, cementerios con tumbas alineadas, objetos de cerámica pintados con diseños geométricos, espejos de cobre, cuentas de turquesas importadas, pintura para los ojos, «tomahawks» de cobre, ropa, casas y, por encima de todo, templos monumentales.

Más al sur, los arqueólogos encontraron Eridú, la primera ciudad sumeria según los textos antiguos. A medida que las excavaciones iban avanzando, se encontraron con un templo dedicado a Enki, Dios del Conocimiento sumerio, que daba la impresión de haber sido construido y reconstruido una y otra vez. Los estratos hicieron remontarse a los expertos a los comienzos de la civilización sumeria: 2500 a.C, 2800 a.C, 3000 a.C, 3500 a.C.

Después, las palas se encontraron con los cimientos del primer templo dedicado a Enki. Por debajo de esto, se encontraba el suelo virgen. Nada se había construido antes. La datación rondaba el 3800 a.C. Ahí es donde comenzó la civilización.

¿Alguien puede creer, que de las cavernas, el hombre pasa a construir grandes ciudades en unos pocos cientos de años?

Continuará…

Hasta otro día, amigos.

Un abrazo.

Agustín.

Orígenes (2)