sábado. 20.04.2024

El maíz (Zea mays L.) en la botica serrana

Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban, no conocían el maíz, pues esta planta estaba escondida detrás de las montañas. Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron. Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl...
MaÍz
MaÍz

Maíz de Indias, mijo, trigo de Turquía, panizo americano, bonora, milho, milho grosso o maínzo, son los apelativos que recibe esta gramínea anual de hasta 2 metros de altura.

Traído del Nuevo Mundo, el hombre de América no podía permitirse descuidar el maíz, ya que era el alimento básico en casi todo el continente antes del descubrimiento.

El lugar de origen no está claro, aunque la mayoría coincide en que se extendió desde Centroamérica hasta los Andes y hasta México.

En 1520 ya estaba introducido en España como planta ornamental exótica, cultivada sólo en jardines.

Su tallo es simple, sin ramificaciones. Sus hojas son anchas y pueden medir hasta 1 metro, tienen los bordes aserrados.

Esta planta tiene flores masculinas y femeninas separadas, con lo que es bisexual. Las masculinas forman una panícula terminal, que comúnmente se conoce como "banderilla", en forma de espigas. Las femeninas, que aparecen después, en forma de mazorca, en las axilas de las hojas, contienen gran número de flores sobre un eje grueso o canuto.

De cada flor femenina surge un estilo, y todos juntos, asoman por el extremo en forma de cabellera humana.

Cada una de las flores originará la semilla, en este caso, el grano de maíz, que según su color al madurar o su grosor, pueden ser de muchas variedades (más de 300).

Crece en cultivos de regadío principalmente, pero también se cultiva aislado en huertas de la Sierra para alimentar al ganado, madurando sus granos a finales de verano.

El punto exacto de recolección, lo marca la cabellera del maíz, justamente cuando empiezan a asomar por el extremo de la mazorca, desde entonces, hasta que endurezca el grano, puede recolectarse la mazorca, según la utilidad que le daremos al maíz, pues hay quien lo prefiere más tierno, o bien más hecho para elaborar harinas.

Virtudes

Las cabelleras de maíz han de recolectarse y desecarse rápidamente y a la sombra, guardándose en frascos oscuros para preservarlos de la luz solar.

Contienen aceite graso y esencia, materias gomosas, resina, glucósido y saponina.

Sus virtudes son diuréticas principalmente, para activar la secreción urinaria, podemos tomar la siguiente infusión:

Hervimos unos 30 gramos de cabello de maíz en un litro de agua y se retira del fuego en cuanto comienze a hervir, se deja enfriar y se cuela.

Podemos tomarla caliente o fría todo cuanto nos apetezca, ya que no entraña riesgo alguno.

El grano de maíz está compuesto de sustancias nitrogenadas, almidón y azúcares, materias grasas, agua, celulosa y sustancias minerales.

Convertido en harina es muy nutritivo, podemos prepararlo de mil formas, aunque es una harina poco adecuada para amasar pan ya que no se esponja.

La harina más fina o maicena, sirve para elaborar gachas con agua y aceite, o leche y miel.

Con sólo harina, sal y aceite, podemos hacer en una sartén tortitas de maíz, muy buenas para desayunar ya que aportan muchas calorías.

También se consumen tiernos en ensaladas o fritos como aperitivo.

Entre sus muchas variedades, existe una planta más menuda y de hoja más estrecha, que nos ofrece los granos de maíz específicos para hacer palomitas.

Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban, no conocían el maíz, pues esta planta estaba escondida detrás de las montañas.

Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron. Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.

-- Yo se los traeré-- les respondió el dios.

Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia.

Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las montañas.

El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.

Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas.

Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon.

El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.

Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.

El maíz (Zea mays L.) en la botica serrana