domingo. 19.05.2024

La mente

Tras 'El principio', nuestro colaborador Agustín Rivas entra directamente en materia y en este nuevo artículo trata sobre la mente, la conciencia y la consciencia
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Hoy vamos a entrar en materia directamente pues el tema es amplio, largo y complejo. Ya que trataré de resumir en poco más de 2 ó 3 hojas algo que nos podría ocupar varios libros.

Puede que si o puede que no, pero en algún momento quizás os hayáis parado a pensar que todo lo que hay, antes de hacerse realidad, primero estuvo o se formó o se visualizó en la mente de alguien. Una carretera, un mueble, un vestido…antes de ser plasmado físicamente, alguien se sentó en su oficina o taller o lugar de trabajo y lo pensó o lo dibujó o le buscó el uso y la utilidad.

El vestido primero estuvo en la mente del modisto/a, la carretera en la del ingeniero de obras publicas, el mueble en la cabeza del carpintero…

¿Por qué no habría de suceder lo mismo con el ser humano o con el planeta entero o con todo el universo…?

El orden en el universo, la formación de las estrellas y galaxias parece el resultado, la concreción de una “energía muy poderosa”. Gracias a ella el impulso creador de otra energía aun mas potente que llamamos “Dios” ha podido concretarse, en todo lo que existe visible e invisible. Es conocida como ENERGÍA MENTAL, que a su vez y en concordancia con otras energías de menor vibración, como son la energía astral y la materia componen toda la creación manifestada, en nuestro espacio-tiempo.

Es en el plano mental donde el impulso creador de lo que conocemos como DIOS, se convierte en ideas.

Es esta energía la que da forma a todo lo creado, la que interrelaciona a todo lo que existe de una manera armónica y ecológica.

Cuando alguna vez escuchéis la frase:” el universo es mental”, estaréis escuchando una gran verdad.

Por otra parte esa energía mental, necesita de otra menos sutil que permita que las ideas generadas tengan una componente vital y armónica. Esa energía es la llamada “vital o astral”, la cual a su vez necesita de la materia para poderse concretar en forma física.

Voy a poneros un ejemplo ilustrativo de esta interrelación que existe en el cosmos:

Imaginad que el dueño de un terreno (Dios) quisiera edificar en el. Ese deseo lo recoge un arquitecto(Mente) que diseña los planos de una casa en función de su habitabilidad, los materiales de los que dispone, etc… A continuación, pasa la información a los obreros(Astral), los cuales siguiendo fielmente las instrucciones emanadas del arquitecto, dan forma a la casa(Materia). En cada ladrillo, en cada teja, en cada baldosa… estará implícito desde el deseo de construir, hasta la energía puesta en su materialización. Todos son importantes, pues la casa no hubiera sido posible sin la intervención de cada uno de ellos. Todos podrían decir: “esta casa la he hecho yo” y sería verdad.

Así pues, una vez que hemos situado la energía mental en el Cosmos y visto, aunque someramente, el papel que desempeña en la creación, analizaremos cual sería su estructura. Para ello vamos a tomar al ser humano como objeto de nuestra reflexión, puesto que el ser humano lleva incorporadas en si mismo todas las características necesarias para hacer de él un ejemplo vivo de la manifestación del Cosmos.

Como toda energía la mente se manifiesta a través de dos polaridades. En el caso de la Mente Suprema, el polo positivo o pensamiento eterno de creación y el polo negativo o creación (manifestada) propiamente dicha. En el caso de la mente humana, el polo positivo estaría conformado por lo que se conoce como Conciencia y el polo negativo por tres aspectos o manifestaciones de la mente, que de mayor a menor vibración, llamaremos: subconsciente, consciente e inconsciente, aunque esta denominación no se corresponda necesariamente con las que le asigna la psicología.

Una aclaración para evitar confusiones y saber a que me estoy refiriendo:

CONCIENCIA: se refiere al SER, a lo que ES(con mayúsculas)

CONSCIENCIA: (con s) se refiere al saber, al conocer, al consciente.

En la conciencia se encuentra el nexo de unión entre el plano espiritual y el mental. Ahí se ubica la llamada Voz de la Conciencia.

El cuerpo mental consciente nos comunica con el exterior, produce los razonamientos lógicos y durante los momentos de vigilia nos hace reflexionar tanto sobre lo divino como lo humano. En él se encuentra el libre albedrío, dispositivo sutil que utilizamos a la hora de tomar decisiones. A él afluyen los impulsos provenientes del subconsciente en forma de Voz de la Experiencia y la Voz de la Conciencia, aunque las trabas y filtros que tenemos por la educación y las normas sociales hacen que nos resulte difícil recibir esos impulsos.

El consciente es la herramienta que el Padre Cosmos nos ha dado para evolucionar. El hombre que tiene la capacidad para elegir entre el bien y el mal, debe ir paulatinamente aumentando esa consciencia. Solo ampliando el consciente podrá descubrirse a si mismo como ente físico, mental y espiritual y por consiguiente su capacidad de decisión se verá ampliada, conocerá todos los parámetros necesarios para la toma de decisiones y en consecuencia estas serán correctas, no teniendo así la necesidad de volver a nacer para corregir errores y podrá trascender el mundo de la materia.

La ubicación de la energía mental consciente sobre el cerebro se encuentra situada en la parte frontal e izquierda del mismo. Esto significa que las neuronas situadas en esas áreas están especializadas en la interrelación de parámetros diversos a partir de los cuales obtener una síntesis, lo que comúnmente se conoce como reflexión.

El cuerpo mental inconsciente, es el que regula todo el funcionamiento biológico del organismo, desde el crecimiento del cabello hasta la más ínfima de sus funciones, permitiendo el desarrollo automático de muchos procesos, como la respiración, los latidos del corazón, los parpadeos, la producción de hormonas, etc…

Hay algunos seres humanos capaces de alterar, con entrenamiento, los latidos del corazón hasta límites cercanos a la muerte clínica. Pero hay otras maneras de interferir en su correcto funcionamiento como por ejemplo: al fumar, beber alcohol, tomar drogas o cuando no se lleva una alimentación equilibrada.

Cada célula lleva impresa en su código genético la orden de supervivencia, que emana directamente de la Fuente. Así pues el inconsciente tiene la misión de que esa orden se cumpla.

Cualquier alteración psicológica o emocional tiene su repercusión correspondiente en el organismo, bien en forma de dolores, nerviosismo, estress, ulceras, infarto, etc… Con ello quiero decir que los causantes de nuestros males físicos somos exclusivamente nosotros y, por el contrario, la buena salud, la armonía física, el rechazo a los contagios…son síntomas de unos procesos mentales equilibrados.

La energía mental inconsciente se sitúa a nivel físico, en la parte occipital del cerebro, en el cerebelo. Desde ahí controla todo el funcionamiento biológico a través del Sistema Nervioso Central y Periférico.

El subconsciente es el cuerpo mental de más alta vibración después de la conciencia. Es el eje alrededor del cual gira la personalidad del hombre. El centro neurálgico en el que se generan las emociones, los sentimientos y las pasiones, además de ser un núcleo de información para la toma de decisiones a través del libre albedrío.

En el subconsciente está toda la información de las experiencias de nuestra vida, que a veces nos llega en forma de sensaciones. Esas sensaciones unidas a la memoria de nuestra vida es lo que conforma la Voz de la Experiencia.

Así pues, el Libre Albedrío se ve auxiliado por dos tipos de información: la Voz de la Conciencia y la Voz de la Experiencia como ya dije al hablar del cuerpo mental consciente.

La energía del subconsciente se localiza en la parte derecha y occipital del cerebro. esto quiere decir que las neuronas ubicadas en esos lugares se ven influidas por esta energía, lo que de alguna manera las convierte en neuronas especializadas en información de orden superior.

Por último, en relación con este cuerpo mental os diré que es el generador de los impulsos creativos de hombre.

Es el que nos mueve a hacer cosas que la lógica no parece compartir en ocasiones. Es el gran desconocido, nuestro “otro yo”, aquel que nos hace comportar, en ocasiones, tal cual somos, lejos de convencionalismos sociales mostrando nuestra verdadera personalidad.

Para terminar, no olvidemos que: El cuerpo físico es el soporte que el Cosmos nos ha proporcionado para evolucionar. El receptor de la energía mental o cerebro, es al mismo tiempo, la conexión cósmica con La Fuente de donde todo emana.

Un abrazo. Hasta otra ocasión.

Agustín

Nota: parte del texto extraído del libro Los Manuscritos de Geenom II. Editorial Proyecto Aridane S.L.

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