jueves. 28.03.2024

El alcornoque (Quercus suber L.) en la botica serrana

Actualmente, carece de interés medicinal, puesto que existen productos más eficaces a disposición del hombre, sin embargo en la antiguedad fué muy apreciado como cicatrizante, antihemorrágico y antinflamatorio

Alcornoque
Alcornoque

El alcornoque, suro, sobreiro o sobro, es un árbol siempreverde que suele rondar los 20 metros de altura y vive en valles interiores sobre suelos profundos y bien drenados, árbol longevo que puede sobrepasar los cinco siglos de vida, similar a la encina con la que está emparentado, pero con una corteza de corcho que lo distingue a simple vista.

Se trata de una corteza muy gruesa, esponjosa y ligera, presenta grietas profundas a modo de cicatrices, popularmente se conoce como "corcha".

Esta capa de corcho protege al alcornoque contra agresiones exteriores, principalmente del fuego, habiendose visto ejemplares completamente carbonizados rebrotar a las pocas semanas cual milagro de la naturaleza.

Cuando se descorcha, a mediados de verano, deja al descubierto un agradable color canela, que poco a poco irá tornando hacia el granate, formando paisajes muy llamativos.

Su copa es amplia y tupida de hojas perennes, con ramas casi horizontales.  Sus hojas ovaladas tienen el margen entero o sinuado, con dientes poco profundos, de color verde oscuro por el haz y de un color blanquecino o grisaceo por el envés.

Al igual que todos los Quercus, disponen de dos clases de flores, masculinas con envuelta amarillenta dividida en gajos y agrupadas en amentos colgantes; y femeninas solitarias o agrupadas, que se transforman en bellotas posteriormente.

En la Sierra de Gata, existen vestigios de extensos alcornocales, que junto con el roble melojo poblaban la Sierra, formando sostenibles dehesas. Árboles autóctonos que disponen de defensas naturales para combatir el fuego y regenerarse tras su paso, al contrario que el pino resinero con el que desafortunadamente se repobló estos montes, que aviva el fuego y lo extiende, además de reducir la biodiversidad vegetal por lo agresivo de sus raíces.

Alcornoques singulares y de avanzada edad pueden contemplarse en Acebo, Cilleros, Hoyos, Descargamaría o Santibáñez el Alto entre otros.

Virtudes

La corteza del alcornoque es rica en taninos, ácido gálico y elágico, azúcares, pectinas, etc.
Las bellotas contienen  fécula, azúcares, grasa y taninos, aprovechándolas los cerdos en montanera, ya que no son agradables al paladar del hombre debido a su amargor.

Por el contenido principal de su corteza, los taninos, su mejor virtud medicinal es la astringente.

Actualmente, carece de interés medicinal, puesto que existen productos más eficaces a disposición del hombre, sin embargo en la antiguedad fué muy apreciado como cicatrizante, antihemorrágico y antinflamatorio.

Las mujeres usaban su corteza pulverizada y bebida con agua calienta para cortar hemorragias de todo tipo.

Un remedio muy popular en la edad media, consistía en quemar el corcho y aplicarlo con aceite de laurel, logrando espesar y ennegrecer los cabellos.

El principal aprovechamiento del alcornoque es el corcho, muy apreciado por el hombre desde tiempo inmemorial, tanto para la fabricación de tapones, colmenas, etc., como para utilizarlo como aislante en las construcciones.

El descorche del alcornoque se realiza a principios de verano, cada 12 años aproximadamente, se pelan los troncos con cuidado de no dañar la corteza interna. La primera corcha o "bornizo" es irregular y suele ser desechada.

El corcho, rico en taninos, también ha sido muy apreciado por su virtud curtidora de pieles.

La madera del alcornoque es parda, dura y resistente, utilizándose para fabricar herramientas de carpintería y en construcción naval, así como para elaborar carbón de alto poder calorífico.
 

El alcornoque (Quercus suber L.) en la botica serrana